Desde la madrugada miles de venezolanos se apostaron en el Puente Simón Bolívar, principal paso entre los dos países y que conecta las ciudades de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, y San Antonio, en el estado de Táchira.
Apenas se levantaron los controles, a las 5.00 hora colombiana (10.00 GMT), los venezolanos se adentraron en territorio colombiano por un puente que cruzaron al menos 22.000 de ellos.
Los ciudadanos se dirigieron a los diferentes supermercados de la ciudad para comprar productos básicos. Entre los más demandados se encontraban la harina, el arroz y el aceite.
También los medicamentos eran objeto de deseo, tal y como reconoció a Efe Marco Tulio Berdugo, un ciudadano colombiano residente en Venezuela desde 1975 que madrugó para poder comprar en Cúcuta los fármacos para su artrosis que no consigue desde hace seis meses.
Pese a que muchos de ellos se negaron a hacer declaraciones a los medios, eran frecuente los comentarios acerca de la escasez de algunos medicamentos como los necesarios para combatir los problemas de tensión sanguínea o la diabetes.
El balón de oxígeno que supone la apertura de la frontera para Venezuela, cuyos supermercados siguen desabastecidos tal y como pudo constatar Efe, hizo que las filas en San Antonio del Táchira para cruzar la frontera recorrieran buena parte de la ciudad.
Las autoridades venezolanas justificaron en parte esa mayor presencia de sus ciudadanos sobre el Puente Simón Bolívar y sus aledaños por la exigencia de Colombia de un nuevo documento migratorio conjunto que fue anunciado días antes como parte de los acuerdos para la reapertura.
“Tenemos un cuello de botella porque Colombia decidió de manera soberana (exigir) un documento migratorio que no ha causado este embotellamiento”, dijo a Efe el ministro para la Nueva Frontera de Paz de Venezuela, Gerardo Izquierdo.
En una rueda de prensa posterior, Izquierdo aseguró que la reapertura es “ejemplo de como por la palabra sin necesidad de bombas e intervenciones podemos ir construyendo una nueva frontera con una relación moderna y contemporánea entre pueblos vecinos y hermanos”.
Asimismo, dijo que se restableció el “flujo migratorio como siempre ha existido”.
Por su parte, el director para Desarrollo de Integración Fronteriza de la Cancillería de Colombia, Víctor Bautista, señaló que el país está satisfecho por la reapertura de la frontera que fue cerrada el 19 de agosto del año pasado por orden del presidente venezolano, Nicolás Maduro, como parte de un plan para combatir el contrabando y a presuntos paramilitares que operan en la zona.
La apertura fue posible tras “11 meses y 16 días de arduo trabajo”, según Bautista, quien señaló que Colombia “ha propuesto cooperación técnica y de seguridad en aspectos aduaneros”.
Asimismo, señaló que los “problemas conjuntos se resuelven conjuntamente”.
En total, hoy se reabrieron seis pasos por los que ha comenzado la apertura “ordenada, controlada y gradual” de la frontera entre los dos países. Estos incluyen, además del Puente Internacional Simón Bolívar, el Puente Unión, que comunica a Puerto Santander (Colombia) con Boca del Grita (Venezuela).
Igualmente se abrió el paso por el Puente José Antonio Páez, entre el departamento de Arauca y el estado de Apure; Paraguachón (entre La Guajira y Zulia), y entre Puerto Carreño (Colombia) y Puerto Páez (Venezuela).
Pese a que inicialmente no estaba previsto, también fue reabierto el puente internacional Francisco de Paula Santander que conecta a Cúcuta con la localidad venezolana de Ureña.
Por todos esos pasos entraron los ciudadanos venezolanos y un pequeño grupo de colombianos que intentaron retomar la vida normal de esos pasos fronterizos, donde es frecuente que haya miembros de una misma familia a ambos lados y en los que la vida quedó truncada con su cierre.
Para garantizar la seguridad de la jornada, Migración Colombia multiplicó el número de funcionarios sobre los pasos fronterizos, y a ambos lados de la frontera la presencia de policías y militares era notable. (Gonzalo Domínguez Loeda)