DUELO POR TRAGICA MUERTE EXPERIMENTADO MEDICO.

                                     Por: Gregori De La Cruz

      En una profunda manifestación de duelo se constituyo el sepelio de los doctores Nicolás Fondeur y Liz Quenia Vila Muertos en un trágico suceso ocurrido el pasado viernes 13 en la mañana.

    El cortejo fúnebre con los cuerpos sin vida de los esposos doctor Fondeur y la Doctora Vila partió desde la funeraria San Pedro hacía el cementerio  Santa Fe.

A las 4 de la tarde de este sábado, partió el último viaje de ambos hacia el referido cementerio, en un recorrido que tuvo en su parte delantera a los moto conchos del hospital Antonio Musa, en donde Fondeur dio gran parte de su vida brindando atenciones médicas a pacientes de escasos recursos, muchos de los cuales le acompañaron hasta su última morada.

Decenas de vehículos siguieron ambos carros fúnebres conformando el gran desfile para dar cristiana sepultura a los esposos, figuras centrales de una triste tragedia que ha conmovido a toda la comunidad petromacorisana que se pregunta una y otra vez ¿qué pasó?.
Mientras el desfile de vehículos que seguía a los dos carros fúnebres recorría las avenidas de la ciudad, cientos de personas esperaban en el cementerio la llegada de ambos cadáveres y otros observaban desde sus respectivas residencias.




Pasadas las 5 y 30 de la tarde, llegaron al camposanto, penetrando de inmediato y llegando al mausoleo de la familia donde esperaban dos bocas, una debajo de la otra, las que son ahora las últimas moradas de los esposos, quienes, de acuerdo a testimonios de testigos, vivieron una vida caracterizada por los celos y las incomprensiones.


Una vez en el cementerio, la madre de Nicolás Fondeur, doña Eulalia Disla, agradeció a Dios por haberle dado la fortaleza para ver partir a su hijo de esa manera.


La dama, en medio de su dolor, entonó cánticos al Señor y dijo esperar que Cristo Jesús pueda perdonar a su hijo y a su hija, manifestando que es momento de perdonar, como Cristo perdonó a quienes le quitaron la vida.


Además habló la señora Margarita de Vila, madre de Kiz Lenia, pidiendo a Dios que lleve a su hija al descanso eterno y a quien fuera su esposo.


El pastor Alberto Reyes, de la Iglesia de la Cristianización de la avenida Independencia, a la que asistía Liz Kenia y su madre, también habló en la actividad y leyó algunos versículos bíblicos relativos al perdón, al tiempo que llamó a ambas familias a perdonarse en nombre de Jesús.



Además hablaron amigos de las víctimas, quienes se derramaron en lágrimas mientras se dirigían a los presentes y debieron interrumpir.



Hablaron también ante sus cadáveres representantes del Departamento de Ortopedia del hospital Antonio Musa.


En nombre del Colegio Médico Dominicano habló el doctor Pedro Claxton, quien lo definió como un profesional de grandes principios, siempre dispuesto a servir y pidió a Dios darle el descanso eterno. 






La última en hablar fue la pastora Kenia de Mir, de la Iglesia Tabernáculo de Oración Puertas Abiertas, quien dijo lamentar la tragedia y recordó los primeros años de permanencia en esta ciudad de Liz Kenia de los que fue testigo.


Lamentó que la tragedia haya ocurrido y dijo que ahora lo que hay que hacer es contribuir a buscar solución a las causas que motivaron la misma, que dejó en la orfandad a una niña.


“Algo pasó para que esto ocurriera y todos debemos reflexionar para que hechos como éstos no vuelvan a ocurrir”, dijo la pastora.


Luego los cadáveres fueron colocados en ambas bocas, arriba el de Liz Kenia y debajo el del doctor Nicolás Fondeur. Momentos antes le habían introducido flores a la tumba del profesional. Las coronas de flores fueron colocadas en la parte central de la capilla donde descansarán para siempre.


Aunque no lo hizo en el sepelio, el d
octor Guillermo Hernández, director del hospital Antonio Musa, dijo a este reportero que la institución que dirige lamenta la tragedia en que perdió la vida el doctor Nicolás Fondeur, al considerarlo uno de los mejores profesionales con que contaba el hospital Antonio Musa.


Fuera del cementerio, una visitadora a médico, quien frecuentemente lo visitaba y quien prefirió no dar su nombre, dijo recordar con mucha tristeza el buen trato que éste siempre le brindó cuando le visitaba.


En toda la población petromacorisana la tragedia ha sido ampliamente comentada y la pregunta obligada de cada quién es quién disparó a quién.


Miles de personas que fueron pacientes del reconocido profesional recuerdan con nostalgia y tristeza las atenciones que les brindó, caracterizadas siempre por un trato jovial como era su costumbre en el tratamiento médico a cada persona.


Cada cual da diferentes opiniones sobre el caso que ha constituido una noticia que ha sido lamentada tanto a nivel local como nacional y hasta internacional.

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