La Hookah, un dispositivo de origen oriental que se utiliza para fumar tabaco, especialmente de distintos sabores, se ha convertido en una moda en nuestro país.
Su uso, especialmente entre los jóvenes que lo ven como una nueva forma de diversión, plantea varios interrogantes como por ejemplo ¿si hace daño y si pudiera incitar al consumo de otras sustancias?
Se ven en restaurantes, bares, u otros tipos de establecimientos nocturnos, que facilitan el uso de la Hookah, también conocidas como pipas de agua.
El dispositivo consta de un tubo largo conectado a un frasco de vidrio o plástico con agua en la base. El tabaco, que está aromatizado con una sustancia frutal azucarada, se quema con carbón.
En algunos comercios han optado por alquilarlas por hora, aprovechando el auge de la misma.
Algunos usuarios admiten que el humo que inhalan puede ser perjudicial para la salud, aun así no dejan de usarla.
El efecto en la salud puede ser negativo según un reporte de la Organización Mundial para la Salud que dice “todavía se puede absorber suficiente nicotina para producir adicción”
La errónea creencia de que estas pipas de agua son una forma segura de fumar tabaco se remonta al menos al siglo XVI (16), cuando el físico Abul Fath sugirió que el “humo debía pasar primero por un pequeño recipiente con agua para ser así menos perjudicial”.
El reporte de la OMS añade que la “menor concentración (de nicotina) se podría traducir en una inspiración mucho mayor de sustancias que producen cáncer y otras toxinas”.
Las consecuencias pueden ser más graves cuando son usadas con otro tipo de yerbas.
En 2013, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que prohibía el uso de la Hooka en lugares públicos y privados, pero este no logró pasar la prueba en el Senado.
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